El Poder de la Libertad en la Verdad y la Valentía de Confesarla
El Salmo 119 es uno de los capítulos más extensos de la Biblia y también uno de los más profundos en su enfoque hacia la Palabra de Dios.
PERSONAS CON PODER
10/8/20244 min read
El Salmo 119 es uno de los capítulos más extensos de la Biblia y también uno de los más profundos en su enfoque hacia la Palabra de Dios. Cada versículo resalta diferentes aspectos de la Ley del Señor, la cual es un sinónimo de Su palabra, sus mandamientos, y su dirección para la vida del creyente. En particular, los versículos 45 y 46 ofrecen una poderosa reflexión sobre la libertad y la valentía que se experimentan cuando se vive en la verdad de Dios. Estos versículos dicen:
"Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos. Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré". (Salmos 119:45-46, RVR1960)
La Libertad en la Ley de Dios
El versículo 45 introduce una idea que puede parecer paradójica para muchos: que hay libertad en la obediencia a los mandamientos de Dios. En nuestra cultura, la libertad es a menudo definida como la capacidad de hacer lo que uno desea, sin restricciones externas. Sin embargo, desde la perspectiva bíblica, la verdadera libertad no es la ausencia de restricciones, sino la capacidad de vivir conforme a la voluntad de Dios sin ser esclavizados por el pecado.
La frase “andaré en libertad” sugiere un sentido profundo de gozo y satisfacción en la vida del creyente que sigue los mandatos del Señor. No se trata de una libertad superficial o temporal, sino de una liberación que surge de vivir en armonía con la verdad de Dios. Aquí la libertad no es vista como un escape de reglas, sino como una experiencia de plenitud al vivir bajo la guía divina. En el contexto bíblico, la libertad siempre está asociada a la obediencia a la verdad de Dios. Jesús mismo lo dijo: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La Palabra de Dios actúa como una luz que ilumina el camino y, a medida que el creyente la sigue, experimenta la libertad de vivir sin el yugo del pecado y de la esclavitud de la mentira.
Además, el verbo “andaré” sugiere acción continua. No es simplemente un momento de libertad, sino un caminar constante en esa libertad que solo puede encontrarse en una relación cercana con Dios. Cuando una persona busca diligentemente los mandamientos de Dios, está permitiendo que esos mandamientos moldeen su vida, lo que a su vez produce una libertad interior. Esta libertad es mayor que cualquier circunstancia externa, pues está enraizada en la paz que se encuentra al estar alineado con el propósito de Dios.
La Valentía de Confesar la Verdad
El versículo 46 lleva la reflexión más allá de la experiencia personal de libertad y entra en el ámbito del testimonio público. "Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré". Aquí, el salmista declara su decisión de hablar abiertamente de la verdad de Dios incluso en presencia de figuras de poder, como los reyes, que representan a la autoridad máxima en la sociedad de la época.
Esta valentía es significativa por varias razones. En primer lugar, implica un compromiso inquebrantable con la verdad de Dios, sin importar las consecuencias. Hablar de los testimonios de Dios frente a los reyes no era algo sencillo. Podría haber repercusiones políticas, sociales o incluso personales. Sin embargo, el salmista, lleno de confianza en Dios, afirma que no se avergonzará. Esta declaración refleja una convicción firme en el poder y la veracidad de la palabra de Dios, que supera cualquier temor humano.
Este tipo de valentía es necesario aún hoy. En muchas ocasiones, hablar de la verdad de Dios puede ser visto como controversial o inapropiado en ciertos contextos. Puede ser incómodo o hasta peligroso en algunas situaciones. Sin embargo, el creyente está llamado a no avergonzarse de su fe. Tal como lo dijo Pablo en Romanos 1:16: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree". Al igual que el salmista, los cristianos deben ser valientes en proclamar la verdad, sabiendo que Dios está con ellos.
Además, este testimonio público no es solo un deber, sino una expresión de gratitud por la libertad que uno ha encontrado en Dios. Cuando el creyente experimenta la verdadera libertad que proviene de la obediencia a la Palabra, el siguiente paso natural es compartir esa verdad con los demás. La transformación interna que produce la palabra de Dios impulsa al creyente a hablar de ello abiertamente, sin vergüenza ni temor.
La Relación Entre Libertad y Testimonio
Finalmente, hay una relación profunda entre la libertad que se experimenta al buscar los mandamientos de Dios y la valentía de testificar de esa libertad ante los demás. Cuando el creyente experimenta la plenitud de vida en Cristo, es liberado del miedo a la opinión de los demás. Ya no se siente atado por las expectativas o presiones sociales, sino que encuentra su identidad y valor en su relación con Dios. Esto le permite testificar ante cualquier persona, incluso ante aquellos en posiciones de poder, porque su confianza está en el Señor y no en la aprobación humana.
En resumen, Salmos 119:45-46 nos recuerda que la verdadera libertad solo se encuentra al buscar y obedecer la Palabra de Dios. Esta libertad, que es una liberación del poder del pecado y del temor, capacita al creyente para vivir una vida de valentía, hablando la verdad con confianza, incluso ante los poderosos. Al vivir en esta libertad y testimoniar de ella, el creyente experimenta la plenitud del propósito de Dios en su vida.
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